En casa a mediados de septiembre 2011

Me sugiere, que vivir en una finca de la medianías altas, Pino Santo Alto, de Gran Canaria, es paz, belleza y silencio.

el lugar es una zona agrícola, y la fincas colindantes mueven, a veces  agita la tierra de forma tradicional, y rutinaria, algunos expresan diciendo: como la hacia su abuelo. el movimiento de cambios en estas zona es muy lento, quizás por la dualidad de las cosas, mientras obtengo beneficios, repito lo mismo, pues la inseguridad la desechan o les produce temor a cambiar, mover  o girar hacia lo desconocido.

Es mi intención aportar un espacio, una tierra para ambos alimentos: el cuerpo y el espiritu, a lo tangible para la supervivencia y a lo intangible para sentir que la vida existe en mí.

Poco a poco hemos construido ( con la ayuda de unas amigas) este laberinto,  la llave de conexión con el universo, está hecho de piedras traída de la orilla del mar, y cargada en el porta bulto del 4X4, lo hemos rellenado de piedrecitas de mármol rojo..., tiene mucha fuerza e ingrávida, mientras lo recorro, acude a mi mente quietud y respuestas.

A mi, o la forma en que he iniciado la huerta en la finca,  me han dicho que es " rara", una sonrisa nace entre mil labios, pues practico la Permacultura, en verdad, lo que quiero hacer, es la revolución de una paja, como decía Fukuoka., intercambiar la biodiversidad dando paso a flores, animales, cultivos, arboles, y símbolos para la conexión espiritual, una casa  para abastecernos de cuanto somos...y este lugar me enternece con su conjunto de vida que es la naturaleza.