viernes, 11 de mayo de 2012

La mente egóica. Salir de ella es afianzar el Camino Medio, que sabe mantener la calma en la impermanencia de todo lo que existe.

Una de las más grandes barreras que impide el crecimiento psico-espiritual es el apego de la mente emocional al sufrimiento. Muchas personas continúan aferrándose a la percepción de que la vida es dolorosa, el amor es penoso, que el proceso de vivir debe ser difícil.
Por ejemplo, cuando tratamos de hacernos la víctima, depresiva, “de buena” o tenemos un comportamiento retorcido para lograr cualquier cosa, a veces atención, muestra de poder, compañía, un proyecto.
A veces, negamos el hecho de que actuamos desde la esa posición egóica, es decir, desde el "yo" que se halla tan identificado a sí mismo, y queda atrapado en su "identidad egóica".
No es solución para los problemas de nuestra mente egóica,  negar su existencia  y encerrarse en un vacío existencial, como si nosotros, las cosas o los seres no existieran.
Cuantas veces vivimos como zombi, funcionando desde la mente egóica, la persona actúa como si fuese ciega y sorda, no escucha lo que debe de escuchar, no ve lo que debiera ver y hasta su mente se nubla porque no comprende lo que necesita comprender, entonces, la mente  actúa bajo la consigna  reactiva, en base a impulsos instintivos o  actúa con su mente egóica, haciendo uso del contenido aberrativo de su banco de engramas.Pero los cuadros de imagen mental que contienen dolor físico y emoción dolorosa están grabados en la mente reactiva, en el automático de nuestro yo. Ningún ser humano nos encontramos libre de ello.
El  rol  de  los  engramas   es  hacer   de  la  persona   un  ser totalmente autómata,  incapaz de analizar algo. Es el impulso instintivo el que  lleva el timón.
El común denominador en todos estos ejemplos es la presencia de la mente egóica y el apego de la emoción sostenida o asociada a nuestras experiencias. 
Asimismo, el daño ecológico mundial, la ausencia de solidaridad y voluntad política para solventar el problema de la pobreza, la ambiciones de poder, la falta de consenso para aliviar y tantos eventos más. Parte de este problema de crisis interpersonal se debe a la mente egóica, esa forma de pensar donde sólo prevalece el uno mismo. 
El ego individual es una unidad maravillosa, y no es más que un insignificante fragmento de la realidad total, como afirma el estudio de Maslow  existen personas sumamente desarrolladas y evolucionadas, los grandes sabios y místicos del planeta.
Necesitamos “des-aprender” los hábitos que impulsan   su funcionamiento  de repetir el daño que provoca la mente que evoca el pasado.


La prisión del odio
Una historia 

Dos hombres habían compartido injusta prisión durante largo tiempo en donde recibieron todo tipo de maltratos y humillaciones.
 Una vez libres, volvieron a verse años después.
Uno de ellos preguntó al otro:
-¿Alguna vez te acuerdas de los carceleros?
-No, gracias a Dios ya lo olvidé todo -contestó-. ¿y tú?
-Yo continúo odiándolos con ...

Cuando nos encauzamos hacia la otra orilla de nuestros pensamientos egóicos inconscientes que están en algún lugar de nuestra mente, a los que hay que rendirse, no resistirse porque en el “cuerpo a cuerpo” llevamos las de perder, debido a que el pensamiento inconsciente es sumamente adherente y pegajoso.  Son automáticos en su reacción, provienen de la construcción de medio externo,  exteriores a nosotros, porque, la esencia de nuestra mente profunda es Consciencia,
 no lástima, ni se lastima, sino que tiene la capacidad para disponer la vida y el entorno de forma que ésta pueda disfrutarlo con los ritmos de tus necesidades, la capacidad de compasión para de nuestros semejantes, la capacidad para ver los verdaderos factores, ver al otro en una situación, pensar un poco en los demás, desarticula poco a poco la mente egóica, si nos convenciéramos que al ayudar a los demás nos ayudamos a nosotros mismos y al planeta, entonces empezaríamos a corregir los múltiples errores debido a nuestro comportamiento impulsivo egóico.
 Y cómo no, la capacidad para aceptar y asumir responsabilidad de los creado y capacidad  de aprender otra percepción de la realidad mediante la meditación.
Buena Suerte